
Nuestro bajista se estableció en modo pantocrátor serbio en la trasera de la furgona

Un momento para el café a medio viaje. El cartel de la pared anunciaba sacos de patatas a siete euros, pero sospechamos que era un intento de deshacerse de la camarera del tugurio y sacarse unas perras en el trato.

En Madrid tocamos con el (siempre excepcional) Javier Colis…

… y con Modulok…

...e hicimos camaradas nocturnos…


En mostoles nos acompañaron nuestros hermanos de sangre 5 Cobras

Y a la vuelta, en una estación de servicio nos hicimos amigos de este minino tan simpático.

Ahora, Pontevedra otra vez.

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