Set List.- Dícese del trozo de papel arrancado de algún cuaderno, rollo de papel higiénico o semejante justo a antes del bolo de turno y usado para apuntar el listado de canciones que se tocarán, en su supuesto orden idóneo. Un orden cuyo discurrir “natural” se ha venido discutiendo desde antes casi de que la banda exista pero nadie ha tenido el cerebro suficiente de garabatear hasta ese mismo momento en el que, birra en mano y con los nervios de punta y el cerebro en Parla (Madrid) uno escucha al dueño de la sala vacía decir: “En cinco minutos empezamos, chicos”. Suele incluir apaños para títulos nunca definidos como “La de los Ramones”, “Parapapá” o “La rápida”, o, caso de los baterías, crípticas indicaciones sobre redobles y breaks que nadie sino ellos o un adicto terminal a las anfetaminas sería capaz de entender. En previsión de tales desastres y de la famosa pregunta “¿Cuál viene ahora?”, favorita de las secciones rítmicas de todos los tiempos, GOG tiene ya clarito el suyo mucho antes de dar su primer concierto, y un servidor lo ha pasado a limpio para que se le vaya incrustando en el coco. Es procedente recordar que los rockeros, por una cuestión estética, tienden a carecer por completo de memoria, lo que les ahorra el engorro de tener que ir perdiéndola por ahí en cada borrachera. El “set list”, “la lista” para, los amigos, suele ser también ese tipo de elemento frente al cual uno se queda unos minutos pensando cuando lo encuentra mientras revisa papeles, diez años después, sin saber decidir si se trata de un nostálgico anclaje con el pasado que vale la pena conservar o simplemente de lo obvio: un puto papel que nunca sirvió de nada y donde se consignan aleatoriamente los nombres de “temazos” que nadie –ni uno mismo- recuerda ya. Probablemente sea ambas cosas. He aquí el nuestro (a día de hoy y con los últimos cuatro temas aún en la recámara) para que se relaman ustedes a la espera del holocausto final. //PACO PASTORIUS
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