A la espera de una crónica más detallada, reveladoras instantáneas de una incursión a la capital: Dejamos el local temprano, el jueves…
Nuestro bajista se estableció en modo pantocrátor serbio en la trasera de la furgona
Un momento para el café a medio viaje. El cartel de la pared anunciaba sacos de patatas a siete euros, pero sospechamos que era un intento de deshacerse de la camarera del tugurio y sacarse unas perras en el trato.
En Madrid tocamos con el (siempre excepcional) Javier Colis…
… y con Modulok…
...e hicimos camaradas nocturnos…
En mostoles nos acompañaron nuestros hermanos de sangre 5 Cobras
Y a la vuelta, en una estación de servicio nos hicimos amigos de este minino tan simpático.
Ahora, Pontevedra otra vez.
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